Elegí
el compilado de cuentos Historia
Universal de la Infamia de Jorge Luis Borges por distintas razones, por un
lado la morbosidad que provoca el título en sí mismo, por otro mi interés hacia
la cultura argentina y a Borges como escritor, ya que anteriormente tuve la
oportunidad de leer algunos de sus relatos, que a diferencia de un cuento o una
novela corta, este es una breve narración que habla solo de un tema con fuerte
inclinación por la ficción y porque desde la primer frase atrapa al lector hasta
llegar a la última. Estos relatos tienen carácter de literario debido al
extrañamiento en el uso del lenguaje, que da una nueva perspectiva de la visión
de la realidad al representar elementos
en contextos diversos a manera de exageración o como situaciones imprevistas,
tanto en los hechos como en frases y palabras.
La obra se divide en “Historia universal de la
infamia” con siete relatos, y no como un
relato dentro de otro relato, para eso está la novela. “El hombre de la esquina
rosada y “Etcétera” con otros seis relatos más. Sus
prólogos, tanto de la primera edición de 1935 como la edición de 1954 son
descriptivos e informativos, asegurando que no pretenden ser psicológicos; son
más bien provenientes del barroco y
ejemplo de ello son sus títulos sumamente adornados. El relato de “Hombre
de la Esquina Rosada” es mencionado
en ambos prólogos lo cual le da protagonismo y se debería de poner especial
atención en él. Borges, al final de su libro, cita todas las fuentes de donde ha extraído estas historias y
son confiables, así que no puede decirse que respondan a sus ya consabidos
juegos apócrifos, donde inventa autores y obras. Entre estas tenemos a La
vida en el Mississippi, de Mark Twain, a la Enciclopedia Británica y a la Historia de
la piratería, de Phillip Gosse.
En
el presente trabajo pretendo analizar la obra de Borges de manera general, deteniéndome
en un relato de cada sección que fue de mi gusto personal, ya que me parece
pertinente explorar la esencia de cada uno; se hará énfasis en el juego moral
del concepto de justicia, que se ve reflejado en sus personajes y sus
circunstancias a lo largo de toda la obra.
Todos
los relatos comparten además de ese
estilo “barroco” que él mismo Borges clasifica en tono casi burlesco en el
prólogo de la edición de 1954 como “el estilo que deliberadamente agota (o
quiere agotar) sus posibilidades y que linda con su propia caricatura” (Borges,
p.9), sino que, sin duda, hay en todas las historias personajes semejantes y
una actitud hacia lo narrado en la que tal vez sin ser infame sí resulta casi
maliciosa, además menciona algunos procedimientos en la construcción de sus
relatos dentro del mismo prólogo como las enumeraciones
dispares, la reducción de la vida de un hombre a dos o tres escenas, la brusca
solución de continuidad, , ausencia de un perfil psicológico en los personajes.
Además de que es muy obvio el empleo de una dimensión irónica.
Las narraciones incluidas en Historia universal de la
infamia además de poseer unidad de estructura narrativa pretenden ser la interpretación de otros textos que
parecieran ser de por sí fantásticos, se caracteriza
por la simultaneidad, por el hecho de que nada es algo definido nunca, nada
obtiene lo que merece nunca; llegando a la ambigüedad; tales relaciones
se entienden mejor si pensamos que Borges construye narraciones simbólicas entre
el juego de lo real y lo irreal, con uso de
fechas y nombres, y no pueden ser denominadas como históricas. Ya
mencionaba Daniel Zavala que el
rompimiento temporal de lo cotidiano y lo extraordinario, y el hecho de tomar sucesos reales y literaturizarlos, da la impresión de que se está
ante un relato, no ante una noticia. Los
relatos están fragmentados y cada uno de los fragmentos tiene un subtítulo, esto
dificulta su comprensión.
Otro aspecto que resalta
es el hecho de que Borges
se centra en el concepto de los héroes pero en los héroes malvados, lo que
rehúye su voluntad didáctica y moralista, y en la que insiste Gil Guerrero
(2008) en su libro de Poética narrativa de Jorge Luis Borges:
“En el título mismo la palabra “infamia” ya participa de este propósito. Borges no se ha propuesto presentar una serie de infames a modo de antiejemplos para el lector sino todo lo contrario. Estos infames son presentados por los narradores respectivos como héroes, eso sí, como héroes de la infamia” (p.98).
Historia universal de la infamia - La viuda Ching, pirata
En este relato aparecen los nombres
reales de mujeres piratas como Mary Read, Anne Bonney y la viuda Ching. El
relato tiene una extensión media dividida en siete subtítulos, en cuanto a sus
recursos narrativos hace uso de la enumeración, “Seis escuadrillas integraban la armada,
bajo banderas de diverso color: la roja, la amarilla, la verde, la negra, la
morada y la de la serpiente, que era de la nave capitana. Los jefes se llamaban
Pájaro y Piedra, Castigo de Agua de la Mañana, Joya de la Tripulación, Ola con
Muchos Peces y Sol Alto”. (p. 19)
descriptivo en los hechos y circunstancias como es el siguiente final del
apartado “El comando”: “La
tripulación viajaba con sus mujeres, pero el capitán con su harem, que era de
cinco o seis, y que solían renovar las victorias”. (p. 19), y metafórico en
cuanto a los diálogos como podemos observar aquí: “Era el atardecer: el cielo
estaba lleno de dragones, esta vez amarillos. La Viuda murmuraba una frase: "La zorra
busca el ala del dragón", dijo al subir a bordo” (p. 21).
Durante
todo el relato se hace uso de la ironía con toques de humor estilo inglés, el
uso del tiempo y espacio es muy evidente en cada apartado, y tiene un final
cerrado. El contraste entre las piratas Mary Read y Anne Bonney, quienes mueren
en la horca, una muerte acorde con la vida delictiva que llevaban con la viuda
Ching, quien elude esta muerte recurriendo a la interpretación de una fábula en
la que se identifica con uno de los personajes “la zorra”, permitiéndole
obtener su perdón y vivir hasta la vejez, no ya como la viuda, sino con un
nombre que significa “brillo de la verdadera instrucción”. El coraje llevó a
las otras piratas a la horca, en cambio la erudición le permitió a la viuda alcanzar
el perdón de sus enemigos; mientras sus compañeros de saqueo también se
entregaron y cambiaron las espadas por palas y arados, y en el mar reino la
tranquilidad. El relato tiene una extensión media sin divisiones como en los
anteriores.
Hombre de la esquina rosada
La
historia gira alrededor de Rosendo Juárez el “pegador” y Francisco Real, que
una noche de Tango se retaron a una pelea, que inesperadamente termina en
asesinato sin conocer quién es el culpable. El relato tiene una extensión media
sin divisiones, la vida entera de los personajes se
reduce a tres o cuatro escenas, lo cual deja al descubierto una continuidad
casi ininterrumpida, y a diferencia de los que anteceden es una ficción que no es basada en
escrito alguno; con respecto a los recursos narrativos hace uso de la
enumeración y descripción como puede apreciarse aquí: “Para nosotros no era
todavía Francisco Real, pero sí un tipo alto, fornido, trajeado enteramente de
negro, y una chalina de un color como bayo, echada sobre el hombro. La cara
recuerdo que era aindiada, esquinada” (p.35).
El
uso del artificio se ve cuando el narrador le describe a un Borges oyente, una
historia de la cual él es testigo, cómplice y autor. Todo esto es plasmado en
un lenguaje propio del narrador el cual es compuesto por palabras arrabaleras,
ordinarias, toscas y rústicas propias de la región como es el lunfardo, jerga de los barrios de buenos aires que le
dan la expresividad al relato: “¿Basura? La milonga déle loquiar, y déle
bochinchar en las casas, y traía olor a madreselvas el viento. Linda al ñudo la
noche” (p.36). A su vez el uso de palabras como “naides” y la exclusión de la letra d en la mayoría de
las palabras como es el caso de “vonluntá” entre otras. Tiene un final abierto
que sugiere para una segunda parte.
Un teólogo en la muerte
El
relato habla de teólogo Melanchton, que
al morir no se da cuenta de ello hasta que los objetos y su casa misma muestran
un extrañamiento, el relato es de una extensión más corta a los antes
mencionados, en cuanto a los recursos narrativos hace mucho uso de la descripción
por encima de los hechos ya que explica como de
a poco va desapareciendo la casa del teólogo: “Además, las paredes del aposento
se mancharon de cal y el piso de un barniz amarillo. Su misma ropa ya era mucho
más ordinaria” (p.36). La enumeración de
objetos también es evidente: “Los objetos domésticos eran iguales: la
mesa, el escritorio con sus cajones, la biblioteca”. “A las pocas semanas, los
muebles empezaron a afantasmarse hasta ser invisibles, salvo el sillón, la
mesa, las hojas de papel y el tintero” (p.40). El juego entre la vida y la muerte se reflejado simbólicamente
en los cambios que sufren los objetos y su casa, además de seguir una narración
lineal y progresiva, dentro de los objetos representados esta su casa y sus
muebles, en cuanto a su estructura hay uniformidad, la historia cae en el punto
de la ironía cuando el protagonista trata de aparentar ser lo que no es aun
hasta en su muerte, donde se da un final cerrado y la historia se resuelve.
Conclusiones
Los
relatos tanto “Hombre de la esquina rosada” como los ocho cuentos de “Etcétera”
hacen honor a su nombre dentro del conjunto, pues rompen con la estructura de
la Historia universal de la infamia planteada en los primeros
siete relatos y han sido posiblemente añadidos para imprimir mayor
densidad cuantitativa al libro.
Teniendo
en cuenta el entorno que los enmarca, los relatos de Historia Universal de la
infamia cobran una dimensión más amplia y pasan a formar parte de un texto
mayor rico en ramificaciones significativas, donde los textos dialogan entre sí
y con el lector, compartiendo concordancias y subrayando diferencias, por lo
tanto lo recomiendo ampliamente si se quiere hacer un tipo de lectura con una demanda
de atención y comprensión mucho mayor.
Denisse Juárez
Denisse Juárez
Fuentes:
Jorge Luis Borges. (2002). Historia
universal de la infamia. Madrid, Alianza. (P. 9)
Zavala,
Daniel. (2006). “El fabulador de historias de infamia”. En Olea Franco, Rafael
(Ed.), Fervor crítico por Borges., (Pp.
137-160). México: Colmex.

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